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Padre Alberto Reyes Pias

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285 回視聴 ・ 79いいね ・ 2025/02/24

A propósito del VII Domingo del Tiempo Ordinario - Evangelio: Lucas 6, 27-38

A propósito del VII Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lucas 6, 27-38

Las listas son una buena ayuda en la vida. Hacemos la lista de la compra, la lista de cosas pendientes, la lista de proyectos para el año nuevo… y es muy común que una de esas lista tenga el título de: “Lista de personas que no quiero ver en mi vida”.

Porque, ¿quién no ha sido herido, dañado, engañado, traicionado? Y las heridas duelen, y hacen brotar en el alma un rechazo, una aversión que se canaliza a través del título de nuestra lista: “no quiero verte en mi vida”.

¿Es esta una actitud anti cristiana? No, por el contrario, es la reacción emocional normal al dolor, y es a partir de aquí donde podemos aplicar el Evangelio de hoy, no antes.

Lo primero que tenemos que dejar claro es que, en ningún sitio, el Evangelio pide que nos dejemos dañar. Todo mal que veamos venir tenemos que pararlo, todo mal que podamos evitar debemos evitarlo. Es más, hay situaciones y personas antes las cuales tenemos que establecer límites protectores, porque son situaciones o personas que ya sabemos que nos pueden dañar.

Y lo otro que necesitamos recordar es que, cuando Jesús nos pide amar, no nos está pidiendo “sentir cariño” por los demás, porque el Evangelio no puede pedirnos algo que no está bajo nuestro control, como es lo que sentimos y lo que no, pues ya sabemos que las emociones no responden a la voluntad.

Dicho esto, ¿dónde está el reto evangélico? Está en elegir no quedarse en la herida, no dejarse secuestrar por el dolor del mal recibido y dar el paso que coloca nuestra humanidad en su punto más alto: ser capaces de atravesar el área del “a pesar de”, “a pesar del dolor, de la herida, del golpe” y ofrecer lo mejor que podamos dar. El mismo Jesús lo dice claramente: “hagan el bien”. Hacer el bien al que nos hizo mal, al que nos odia, al que nos difama, y hacer sí está en el campo de lo que podemos elegir.

Y para ayudarnos en esa decisión, Jesús nos propone otra, que es más interna aunque no
necesariamente más fácil: bendecir al que nos maldice, y rezar por el que nos ha hecho mal.

Nadie es malo de gratis. Detrás de cada historia hay otra historia, y rezar por el que nos ha hecho mal es un camino que nos facilita entrar en la comprensión del otro, y la comprensión conduce al perdón, y el perdón nos lleva ala paz. Comprender no quita el dolor del mal recibido, pero ayuda a que ese dolor no se enquiste y no nos robe la paz.

Rezar por el que nos ha dañado y asumir que, si el otro nos necesita, estaremos ahí para él, dolor mediante, hace que, si bien prefiramos no ver nunca más a esa persona, nuestra vida deje de girar en torno al rencor, y recupere la paz, y nos permita entrar en el gozo que tiene su origen en la elección de hacer de la bondad el modo ordinario de caminar por la vida.

#iglesiacatolica #iglesiacubana #evangelio

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